A veces pasa, sientes que puedes conseguirlo todo, que nada es imposible, que tu vida es tuya y solo tú puedes ejercer sobre ella, pero no sabes hasta que puntos te equivocas. Los humanos como tal, nos dejamos llevar por los demás. No tenemos una verdadera personalidad, y nunca tomamos decisiones por nosotros mismos. Tanto las telecomunicaciones como tus propios amigos, indirectamente te influyen para que tomes una decisión.
Pero el verdadero problema es cuando la decisión la tomamos nosotros y se ve desecha por la presión que ejercen los demás sobre ella. Todos se creerán responsable sobre esa decisión, te presionarán tanto para que la cumplas, que al final la rompen, pero aún cuando la ven rota, cuando saben que no necesita la insistencia de los demás, creen que el mérito es suyo. Cuando tomemos una decisión solo nosotros debemos ser responsables de esta, aunque aplasten tus esperanzas y ambiciones. Aunque estés solo, la decisión la habrás tomado tú.
Pero el verdadero problema es cuando la decisión la tomamos nosotros y se ve desecha por la presión que ejercen los demás sobre ella. Todos se creerán responsable sobre esa decisión, te presionarán tanto para que la cumplas, que al final la rompen, pero aún cuando la ven rota, cuando saben que no necesita la insistencia de los demás, creen que el mérito es suyo. Cuando tomemos una decisión solo nosotros debemos ser responsables de esta, aunque aplasten tus esperanzas y ambiciones. Aunque estés solo, la decisión la habrás tomado tú.
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