Aunque sepamos que no deberíamos tener miedo, la parte irracional de nuestra cabeza nos obliga sentirlo. ¿De qué tenemos miedo? ¿De perder, ganar, caer, sufrir, amar? tenemos miedo a vivir para morir, a poder expresar aquello que sentimos. Muchas veces el miedo es una idea atractiva y lo desafiamos, en una atracción, en lo prohibido, y con ello desafiamos a la muerte. Pero en las pequeñas cosas, en las pequeñas manías, cosas de tu vida cotidiana, a esas, son las que nunca desafiamos, miedo al miedo, al cambio, a ti mismo. Nos da miedo los límites que pueden sobrepasar las personas por un sentimiento, por una realidad, por un sueño. A veces soñamos con algo durante tanto tiempo, y cuando por fin podemos tenerlo, lo dejamos escapar, por miedo a dejar de soñar. Pero el miedo nos condiciona la vida, los momentos más felices y los más tristes, el miedo por si es recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda una cosa contraria a lo que desea. El miedo, es solo miedo, una palabra de cinco letras, que nos impone una forma de vida, una forma de sentir.
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