Aproveché una migración de pájaros silvestres para evadirme.
lunes, 2 de mayo de 2011
el sueño
Me levanto abatida, miro por la ventana, el sol con sus tenues rayos va iluminando la fría mañana, te pierdes en la neblina de los prados, pensando en desaparecer como ellas. Ingrata la emoción que estropea toda parte humana de mí. Me pesa el corazón, decido dejarlo guardado en mi cajón junto a recuerdos estropeados por la humedad. Pero pese a todo me duele, algo me mata poco a poco, araña sentimientos, estropea sonrisas. Intento dar un paso, me caigo. Me levanto, solo tengo que llegar al final del pasillo para pedir ayuda, intento avanzar, pero mi corazón me llama, mi habitación empieza a desaparecer. Intento correr, pero mi corazón, mi corazón me llama. He llegado al final del pasillo, me sangran las piernas solo debo gritar, solo gritar y estaré a salvo. Entonces mi mente se para y mi voz se corta ¿Qué es la vida sin corazón? ¿Sin todas esas emociones que te da, sin todos los llantos, risas y demás? me arrepiento, nunca debería haberlo abandonado pues con el abandone mi vida, la verdadera vida, la de las emociones. Las piernas me fallan, pero ya da igual, me dejo caer y mientras desaparezco poco a poco sentimientos se apoderan de mi, recuerdos llenos de ternura, momentos felices, enfados y locuras. Y ante mi último respiro de vida, la siento, vuelvo a sentir la tristeza y me dejo tragar por la añoranza, la impotencia de haberme rendido, y lloro, pues ya no hay vuelta atrás.
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