Aproveché una migración de pájaros silvestres para evadirme.

jueves, 23 de agosto de 2012

Mi prima Lola.

Mientras exprimía limones recibí su mensaje. Mentiría si dijera que espera una respuesta al mensaje que yo le había mandado previamente. Al leerlo, me llevé la mano a los ojos y lloré, y no era precisamente del picor de los limones. Una parte de mi creció, y comprendió que aquel simple texto en la pantalla del móvil estaba impregnado de una persona con nostalgia de su pasado pero que trabajaba para un futuro. Esa persona, que siempre me sirvió de inspiración, me dijo "sigue tu propio camino". Pues bien usaré toda esa inspiración que me regalaste para dedicarte un pequeño hueco aquí y uno aún más grande en mi corazón, para así poder seguir mi camino. 

Desde pequeña Lola fue diferente, prefería un buen paseo con mi hermano por el campo que jugar a las muñecas junto a todas las primas. Amaba la play station, daba igual que juego, se emocionaba con todos. La imagen que tengo de ella a esa edad no es más que el reflejo de una foto que tenía mi abuela en su mesilla, una niña con el pelo corto, cara enfurruñada y con una toalla que secaba su cuerpecito mojado. 

Lo más sorprendente de ella era su rebeldía, me resultaba tan curiosa, éramos una familia muy unida, para nada tradicionalista, pero muy testaruda y solo la opinión adulta era la que importaba. Lola se revelaba, le daba igual con quien o donde estuviera, su opinión salía de su boca firme y fuerte. Era imposible no sentir como te taladraba el alma. Además me encantaba en parte la frialdad con la que lo veía todo, recuerdo que cuando yo tenía trece años me dijo: "Martina no confíes en los tíos, que por meter la polla la meten hasta en un tubo oxidao" Puede parecer unas palabras con excesiva dureza, frías y algo vulgares, pero es una primera impresión equívoca, estaban repletas de dulzura. Y me sirvieron, pues que te digan eso con trece años empiezas a amar unos valores, que tus amigas ansiosas de un chico malo, no ven. 

Pero sin duda mi recuerdo preferido fue cuando acabó la selectividad, y se hizo una cresta. Yo nunca había conocido a una mujer con cresta, y cuando la vi me encantó. Circulaban los comentarios por la familia "Estabas más guapa con el pelo largo" "te vas a arrepentir" pero realmente lo que quería decir es "Has tenido más valor y personalidad que todos nosotros" La reacción que provocó en mi fue verla como una heroína. Con dieciochos años, donde te importa más la opinión de los demás a la tuya misma, viviendo en un pueblucho donde todos te juzgan rompió con todas las barreras.  Comprendí que había un mundo diferente fuera de aquella plaza y aquel colegio donde iba todos los días y veía a las mismas personas. Pero ante todo tengo que agradecerle el regalo que fue tenerla en mi vida, y gracias a él comprendí que pueden pasar los años sin que destruyan tu imaginación, tu esencia, tus ideales, tu diversidad... Y os aseguro que me dio el mayor regalo que se le puede dar a una a alguien: Ser una persona.
Gracias, por hacerme crecer, por ayudarme a ser persona.


-Dedicado, evidentemente, a Lola que forma parte de mi propio camino.

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