"te odio"
Y ese suspiro es lo único que dejó en mis labios cuando cerré la puerta del coche. Quizás lo correcto hubiera sido gritarle, decirle que estaba cansada, exhausta de tanto pensarlo. Con el gusto agrio que dejaba sobre mi lengua la miel de su boca, blasfemaba sobre su existencia. Mi mente buscó sus labios, sus ojos, sus oidos. Y grité:
-¡me voy!
-¿A dónde?
-No lo sé ¡a la India, Nueva york, Argentina, Praga! ¡Dónde pueda perderte de vista!
Cuando sus ojos comenzaron a tornarse borrosos y dejé de sentir sus manos presionando mi piel, cuando había desaparecido el gusto agrio, me asusté.
-¿A dónde decías que ibas?
Esta vez no era su voz, era la mía propia. Sonaba insegura, turbia, triste.
Cerré los ojos, solo una palabra equívoca y volvería a estar atrapada en una jaula, atrapa en esos malditos besos. Y aunque a veces el corazón tiene razones que la razón ignora, yo no tenía ninguna. Sonreí y en suspiro que levantó tempestades se oyó el chirrido de una voz que rompió los barrotes de una cárcel.
-Voy a ser libre, pues dícese que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
Y ese suspiro es lo único que dejó en mis labios cuando cerré la puerta del coche. Quizás lo correcto hubiera sido gritarle, decirle que estaba cansada, exhausta de tanto pensarlo. Con el gusto agrio que dejaba sobre mi lengua la miel de su boca, blasfemaba sobre su existencia. Mi mente buscó sus labios, sus ojos, sus oidos. Y grité:
-¡me voy!
-¿A dónde?
-No lo sé ¡a la India, Nueva york, Argentina, Praga! ¡Dónde pueda perderte de vista!
Cuando sus ojos comenzaron a tornarse borrosos y dejé de sentir sus manos presionando mi piel, cuando había desaparecido el gusto agrio, me asusté.
-¿A dónde decías que ibas?
Esta vez no era su voz, era la mía propia. Sonaba insegura, turbia, triste.
Cerré los ojos, solo una palabra equívoca y volvería a estar atrapada en una jaula, atrapa en esos malditos besos. Y aunque a veces el corazón tiene razones que la razón ignora, yo no tenía ninguna. Sonreí y en suspiro que levantó tempestades se oyó el chirrido de una voz que rompió los barrotes de una cárcel.
-Voy a ser libre, pues dícese que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario