Aproveché una migración de pájaros silvestres para evadirme.
jueves, 24 de mayo de 2012
Me queda la palabra.
Me queda la palabra. Quizás perdida entre murmullos, silenciada entre gritos e incomprendida. Puede que sea muda, o puede que todos seamos sordos. Pero aqui, en este planeta donde no existen los soñadores, que está lleno de máquinas que llaman corazón, mentiras que se conocen como política y presos en los barrotes de la justicia, a mi me queda la palabra. Puede que no sea nada, pues su voz pierde fuerza con el murmuro de las monedas bailando en un bolsillo. Pero una palabra es suficiente para cambiar el mundo, aunque no bastante para que te oigan.
domingo, 20 de mayo de 2012
Un pequeño paréntesis
-¡DIME QUE SOY UN PÁJARO!
-No
-pues que sepas que en otra vida fui un unicornio (los pajaros tienes muchas pulgas)
- imbecil, ahora es cuando tenias que empezar a hacer tonterias
-¿Para qué si no estas cerca? Además no podré darte ese beso tan bonito. Solo aclarame una cosa, ajeno a pájaro o unicornio ¿lo serías tu también?
-Solo si coincidimos
-¿Aunque fuésemos un pájaro sin un ala o un unicornio cojo?
-Solo tendríamos que comprender que somos un ideal perfecto de pájaro o unicornio, cuyos límites estan mucho mas allá de un cuerpo físico.
-No
-pues que sepas que en otra vida fui un unicornio (los pajaros tienes muchas pulgas)
- imbecil, ahora es cuando tenias que empezar a hacer tonterias
-¿Para qué si no estas cerca? Además no podré darte ese beso tan bonito. Solo aclarame una cosa, ajeno a pájaro o unicornio ¿lo serías tu también?
-Solo si coincidimos
-¿Aunque fuésemos un pájaro sin un ala o un unicornio cojo?
-Solo tendríamos que comprender que somos un ideal perfecto de pájaro o unicornio, cuyos límites estan mucho mas allá de un cuerpo físico.
domingo, 6 de mayo de 2012
Sabor a miel agria, sabor a ti.
"te odio"
Y ese suspiro es lo único que dejó en mis labios cuando cerré la puerta del coche. Quizás lo correcto hubiera sido gritarle, decirle que estaba cansada, exhausta de tanto pensarlo. Con el gusto agrio que dejaba sobre mi lengua la miel de su boca, blasfemaba sobre su existencia. Mi mente buscó sus labios, sus ojos, sus oidos. Y grité:
-¡me voy!
-¿A dónde?
-No lo sé ¡a la India, Nueva york, Argentina, Praga! ¡Dónde pueda perderte de vista!
Cuando sus ojos comenzaron a tornarse borrosos y dejé de sentir sus manos presionando mi piel, cuando había desaparecido el gusto agrio, me asusté.
-¿A dónde decías que ibas?
Esta vez no era su voz, era la mía propia. Sonaba insegura, turbia, triste.
Cerré los ojos, solo una palabra equívoca y volvería a estar atrapada en una jaula, atrapa en esos malditos besos. Y aunque a veces el corazón tiene razones que la razón ignora, yo no tenía ninguna. Sonreí y en suspiro que levantó tempestades se oyó el chirrido de una voz que rompió los barrotes de una cárcel.
-Voy a ser libre, pues dícese que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
Y ese suspiro es lo único que dejó en mis labios cuando cerré la puerta del coche. Quizás lo correcto hubiera sido gritarle, decirle que estaba cansada, exhausta de tanto pensarlo. Con el gusto agrio que dejaba sobre mi lengua la miel de su boca, blasfemaba sobre su existencia. Mi mente buscó sus labios, sus ojos, sus oidos. Y grité:
-¡me voy!
-¿A dónde?
-No lo sé ¡a la India, Nueva york, Argentina, Praga! ¡Dónde pueda perderte de vista!
Cuando sus ojos comenzaron a tornarse borrosos y dejé de sentir sus manos presionando mi piel, cuando había desaparecido el gusto agrio, me asusté.
-¿A dónde decías que ibas?
Esta vez no era su voz, era la mía propia. Sonaba insegura, turbia, triste.
Cerré los ojos, solo una palabra equívoca y volvería a estar atrapada en una jaula, atrapa en esos malditos besos. Y aunque a veces el corazón tiene razones que la razón ignora, yo no tenía ninguna. Sonreí y en suspiro que levantó tempestades se oyó el chirrido de una voz que rompió los barrotes de una cárcel.
-Voy a ser libre, pues dícese que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
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